
Este Pan Fresco es la despedida. Llegamos al final del camino de Elías. Camino que lo condujo al cielo. Lo hizo de una manera impensable, en un carro de fuego, y en una condición única: trasladado vivo, sin experimentar la muerte. Un hombre fuera de lo común tuvo un final (?) fuera de lo común. El que vivió en la presencia de Dios en la tierra continuará viviendo en su presencia en el cielo. Los buenos finales son fruto de los buenos comienzos. Si no empezamos bien, tenemos oportunidad de corregir nuestro curso para que terminemos bien. En todo el trayecto: inicio, desarrollo y fin, es su gracia la que nos sostiene. En la foto se muestra el lugar tradicional de la ascensión de Elías en «el otro lado del Jordán» donde había cruzado con Eliseo. Hasta la próxima cuando concluyamos el estudio de Elías proyectándonos al Nuevo Testamento y más allá. DB